Si los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife del 2020 se celebraron en condiciones extrañas, bajo una calima histórica, pocas semanas después se confirmó que los del 2021 serían, cuanto menos, aún más raros. Pero están resultando tan raros que, de hecho, ni siquiera se están celebrando.
Una ausencia tristona para la mayoría de ciudadanos canarios y que representantes de sectores involucrados, como murgas u hostelería, coinciden en lamentar, pero también en asumir como parte de una necesaria recuperación de la sociedad.