El domingo 19 de septiembre ha quedado marcado en la historia de las Islas Canarias. Sobre las tres de la tarde, después de más de una semana de terremotos, premoniciones y avisos, la lava finalmente se abría camino hacia la superficie en La Palma, dando comienzo la erupción de un volcán que, una semana después, continua destruyendo la zona sur de la isla.
Ha sido una semana en la que todos los medios nacionales se han volcado con la tragedia de la isla bonita, queriendo retransmitir minuto a minuto el avance y el recorrido de las coladas volcánicas.
Momento histórico, espectáculo de la naturaleza…son algunas de las maneras en las que se ha descrito esta terrible situación. Pero, ¿son apropiadas? ¿Hay alguna forma correcta de describir un fenómeno que ha obligado a unas 10.000 personas a evacuar, que ha provocado que esas personas vean cómo sus casas, sus recuerdos, son reducidos a cenizas?
No hay ninguna manera correcta de retransmitir una situación como la que se ha vivido en La Palma estos días. No hay palabras que puedan describir el dolor, la incertidumbre y la devastación que la población esta sintiendo en estos momentos. Pero sí que se puede describir lo que esta situación ha provocado: una ola de solidaridad.
La población canaria se ha volcado por completo para ayudar en la medida de lo posible. Se ha donado ropa, comida, pienso para animales… Se ha donado tanto que han tenido que emitir comunicados anunciando que ha sido demasiado.
Y es que da igual de dónde seamos o dónde vivamos, ya sea en La Gomera, en Lanzarote, en Fuerteventura, Gran Canaria, La Graciosa, Tenerife o El Hierro, todos hemos visto arder La Palma y hemos sentido el dolor de ver nuestro hogar destruido.
Lo único positivo que podemos sacar de aquí, es saber que el pueblo canario se respalda entre sí y que nos protegeremos entre nosotros, ya que somos ocho islas unidas por mucho más que un mismo mar.
Isabel Rodríguez.