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Cuidado, que vienen curvas

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Es el monstruo en el armario que se ha vuelto real después de muchos años acechando desde la sombra. Ahora, por fin, se lo ha reconocido por lo que es y se ha adjudicado un nombre para reconocerlo. Ya no se esconde en el armario, esperando el mejor momento para atacar, ahora cada vez es más visible, más violento y está presente en todos los aspectos de nuestra vida. 

La discriminación a las curvas, la gordofobia, el rechazo a la diversidad de cuerpos… Hay muchas formas de decirlo, pero es una misma acción, un mismo tipo de violencia y opresión. Todos aquellos que no encajamos en los cánones imposibles establecidos por la sociedad de lo que es aceptable y atractivo lo hemos sufrido en alguna ocasión. Porque no, no a todas las personas se nos trata de igual forma, eso es un hecho. Nuestra apariencia es un factor determinante no solo en cómo nos perciben los demás, si no que determina su actitud y comportamiento para con nosotros.

La imagen que cada uno tenemos de nosotros mismos puede resultar muy difusa, y cambiar según nuestro estado de ánimo y lo que pensamos que los demás piensan de nosotros. ¿Y qué pasa cuando esa imagen no nos gusta? ¿Qué ocurre cuando no podemos soportar más la opresión de la sociedad por intentar ser algo que no somos?  

Cada vez se hace más visible este problema y la necesidad de introducir cambios en la educación para evitarlo. Pero sobretodo, para entenderlo por lo que es: un tipo de discriminación y violencia que se puede dar en cualquier momento y cuyas consecuencias pueden ser catastróficas. Muchas  veces no pensamos en lo que nuestras palabras, gestos e incluso miradas pueden provocar en otras personas, pero incluso el gesto que podemos pensar más inofensivo, puede provocar el principio de un descenso a un lugar del que es muy complicado salir, pero muy fácil llegar. 

Más y más jóvenes (y no tan jóvenes) sufren de Trastorno de la Conducta Alimentaria y la gordofobia es una de las principales razones que desencadena esta enfermedad. Es algo muy complicado cuidarse cuando no nos queremos, cuando sentimos que no somos aceptados y cada cosa que hacemos no es suficiente.  

Pero la verdad es: 

Que es más que suficiente. 

Que no hay que rendirle cuentas a nadie. 

Que en la diversidad esta la belleza. 

Que nuestra salud mental es importante. 

Que la talla no determina la belleza. 

Que la educación SÍ debe cambiar. 

Que las curvas son bonitas. 

Y que es tarea de todos terminar con esta violencia y discriminación. 

Yaiza Hernández.

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