La maternidad no es un derecho; no es un objeto que adquirir; no se compra. ¿O sí? Ana Obregón nos acaba de demostrar que, si se tiene el suficiente dinero, cualquiera puede ser madre cuando lo desee.
La disputa estaba servida desde que la revista ¡Hola!, publicaba en su cuenta de Instagram un adelanto de la que sería su portada esta semana en la que se lee: “Ana Obregón, madre de una niña por gestación subrogada en Miami”.
Podemos comprender que el duelo es un proceso largo, doloroso y completamente personal, que afecta a cada persona de forma diferente, pero no hay justificación posible para el comercio de seres humanos. Porque esa es una forma, la más común, de ver la gestación subrogada, en la que se le paga a una mujer para que lleve consigo y de a luz a un bebé que nada más nacer será entregad@ a otra persona.
Aquellas que no hemos vivido un embarazo en primera persona solo podemos imaginar lo que conlleva vivir esos 9, o más, meses compartiendo tu cuerpo con otra persona; soportando los cambios hormonales que ocurren; los cambios físicos; y los cambios emocionales. Y eso sin hablar del postparto. Si a todo esto se le suma que no llegarás a sostener, conocer o incluso ver a esa personita con la que has convivido durante tanto tiempo…
Esta practica, ilegal en nuestro país, es muy común en Estados Unidos, donde muchas celebridades y famosos han hecho uso de esta, y han hablado de ello abiertamente. ¿Será ese el mismo caso aquí? Al fin y al cabo, Ana Obregón nos ha demostrado que si se cuenta con el suficiente capital podemos saltarnos la ley del país en el que vivimos.
¿Se hablará abiertamente de que una mujer de 68 años haya comprad… sido madre por gestación subrogada? ¿Se hablará abiertamente de que en este caso la edad SÍ es un problema? ¿Se hablará abiertamente de que esta mujer haya viajado al otro lado del océano para disfrutar de los beneficios de una práctica que en su país es ilegal?
Y es que no se puede evitar pensar en la cantidad de opciones que se presentan cuando una persona pasa por un duelo y siente la necesidad de volver a sentir ese instinto maternal y quiere reconectar con esa parte de sí misma.
En España hay demasiados niñas y niñas viviendo en hogares de acogida que buscan una familia que les pueda proporcionar un hogar seguro donde crecer. Hay muchas ONG con las que colaborar y que necesitan colaboración, para asegurar que muchos niños y niñas españolas pueden crecer seguros, pues ya se ha visto que esto no es un derecho, parece casi más cuestión de suerte.
Y es que Ana, si lo que querías era no estar sola (tal y como expresó ella misma en su última publicación de Instagram), seguro que era más barato comprarte un perro.
Raquel Suárez.
