En muchas casas de Canarias, cuando se acercan los días de Semana Santa, hay un olor que lo anuncia todo: leche infusionada, canela y pan frito. Son las torrijas, también conocidas como rebanadas, un postre sencillo y lleno de memoria que ha pasado de generación en generación como parte del recetario familiar.
Aunque su origen es humilde y se encuentra en distintas versiones por toda España, en Canarias las torrijas tienen su propio protagonismo. Más allá del contexto religioso, forman parte de esos sabores que acompañan la infancia, las reuniones familiares y las sobremesas largas en días festivos. Su preparación es económica y aprovecha el pan del día anterior, pero el resultado es pura dulzura casera.
No hay dos torrijas iguales: hay quien las baña en miel, quien las espolvorea con azúcar y canela o quien las deja enfriar para comerlas al día siguiente, más compactas y melosas. Pero todas comparten algo en común: el mimo con el que se hacen. Y eso, como siempre en la cocina canaria, se nota.
Receta tradicional de torrijas canarias
Ingredientes:
- Pan (preferiblemente del día anterior, de miga compacta)
- Leche (1 litro)
- Cáscara de limón (sin la parte blanca)
- 1 ramita de canela
- Azúcar (al gusto)
- Huevos (2-3, batidos)
- Aceite para freír (girasol o suave)
Elaboración:
- Infusionar la leche: En un caldero, calienta la leche con la cáscara de limón, la ramita de canela y unas cucharadas de azúcar. Cuando comience a hervir, apaga el fuego y deja reposar hasta que temple.
- Cortar el pan: Corta el pan en rebanadas de unos 2 cm de grosor. Si está muy seco, mejor: absorberá bien la leche sin romperse.
- Remojar las rebanadas: Coloca la leche templada en una fuente amplia y ve introduciendo las rebanadas de pan. Déjalas unos segundos hasta que estén bien empapadas, pero con cuidado de que no se rompan.
- Rebozar y freír: Pasa cada rebanada por huevo batido y fríelas en abundante aceite caliente hasta que estén doradas por ambos lados. Sácalas y ponlas sobre papel absorbente.
- Servir: Puedes espolvorear azúcar y canela por encima, o bañarlas con un poco de miel rebajada con agua caliente.