Nueva Canarias – Bloque Canarista (NC-BC) ha dado un paso tan sorprendente como polémico: ha incorporado a Guillermo Concepción, exmilitante de Vox y figura conocida en la política majorera. El fichaje, confirmado públicamente por el propio partido, descoloca a quienes todavía creían que NC-BC representaba los valores “progresistas y nacionalistas” que tanto proclama en sus discursos.
La noticia (difundida por Onda Fuerteventura) cayó como una bomba en el panorama político insular. ¿Cómo puede un partido que se define de izquierdas y defensor de la identidad canaria abrir sus puertas a alguien con pasado en la extrema derecha? La pregunta se repite entre los propios simpatizantes del partido, que observan con asombro cómo la coherencia ideológica parece haber pasado a un segundo plano.
Una contradicción que quema
El caso de Guillermo Concepción no es menor. Su trayectoria política está marcada por su paso por Vox, una formación que se ha mostrado abiertamente contraria al nacionalismo y que defiende postulados diametralmente opuestos a los valores de justicia social, igualdad y autonomía que dice defender Nueva Canarias.
Aun así, el partido no solo ha decidido acogerlo, sino presentarlo como un “activo político” para la isla. Una jugada que muchos interpretan como un intento desesperado por ganar presencia en Fuerteventura, aunque sea a costa de traicionar los principios que le dieron identidad a NC-BC.
La memoria política no se borra
Conviene recordar que el nombre de Concepción ya había estado en el centro de la polémica en 2019, cuando su presencia en el gobierno de Pájara generó un conflicto interno que casi rompe el pacto de gobierno. Entonces, su vinculación con Vox fue motivo de fricción entre las fuerzas progresistas del municipio.
Hoy, el escenario se repite, pero con una diferencia crucial: esta vez, es el propio partido nacionalista quien lo arropa públicamente.
El mensaje que envía Nueva Canarias
La incorporación de Concepción no solo plantea dudas políticas, sino que transmite un mensaje claro: los principios pueden ser negociables. En un momento en que la ciudadanía reclama coherencia y autenticidad, NC-BC parece optar por la conveniencia estratégica antes que por la convicción ideológica.
¿Se trata de un simple error de cálculo o de un giro más profundo en la línea del partido? En cualquier caso, el daño ya está hecho. El fichaje ha despertado recelo entre las bases y alimenta la percepción de que, en Fuerteventura, Nueva Canarias está dispuesta a todo para mantenerse visible, incluso si eso significa sentarse en la misma mesa con quienes antes consideraba su antagonista político.
Entre el nacionalismo y la ambición
El discurso nacionalista canario pierde fuerza cuando se mezcla con figuras que han defendido proyectos centralistas y ultraconservadores. Este episodio deja en evidencia una paradoja: un partido que se presenta como defensor del pueblo canario incorpora a quien representaba a una formación que niega el propio concepto de “nación canaria”.
El resultado es una grieta difícil de disimular. Los votantes más fieles de Nueva Canarias (especialmente los de izquierda) podrían ver en este movimiento una traición a sus ideales. Y en política, cuando la credibilidad se tambalea, no hay estrategia que la salve.